Inventario mis propios recuerdos y ahondo en los recuerdos de otros, escritos y fotografiados, compartidos a través de diarios virtuales y páginas repletas de huellas invisibles sobre el mismo Camino. Contemplo con asombro que, en cada etapa, me quedaron cientos de cosas pendientes de ver y visitar, rincones ocultos que otros descubrieron, lugares transitados con la cabeza baja, con la vista en el suelo para no pisar en falso, para no elevar la intensidad del dolor en las plantas de los pies. Flechas que no seguí pero que ahí estaban, dibujadas sobre una piedra, sobre un árbol, sobre un muro que me pasaron desapercibidos.
Descubro en otros estampas de mi Camino que no logré disfrutar, enfoques distintos de un mismo paisaje, sitios por los que anduve que no consigo recordar, tal vez porque el Camino te brinda momentos inexcusables para el encuentro con uno mismo, para la soledad del yo que mira hacia adelante pero no hacia los lados.
Repetir no es posible, aunque volviera a andar los mismos kilómetros, a transitar las mismas aldeas, a pernoctar en los mismos lugares. Son cientos, miles, tal vez millones de detalles que me han pasado inadvertido y que descubro, con asombro, en el inventario de recuerdos de otros.
Algún día formarán también parte de mis propios inventarios.
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