Lluvia fina, persistente, suave. Parece que no moja pero empapa el Alma. Bruma, cielo gris que atrapa la tierra, la besa, la posee. Mil tonos de verdes en prados y bosques. Arena y asfalto. Subidas y bajadas. Corazón desbocado. Camino que serpea, caprichosamente, a izquierda y derecha, monte arriba, monte abajo. Dos cruceiros, dos ermitas, dos hórreos. Y el punto y aparte en Santa Mariña. Albergue e iglesia. Todo en medio de nada.
Dejó de llover por la tarde. Todo al revés. Erróneos augurios. Cierro los ojos y me dejo abrigar por el calor de la leña ardiendo en la chimenea...
(Santa Mariña de Maroñas. Camino a Fisterra y Muxía. 26/2/2017)
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