Los últimos pasos, el último esfuerzo. El corazón que palpita al ritmo de una gaita que, estremecedoramente, resuena en la bóveda y en las paredes del arco. Ocho escalones más que bajar para poder contemplar la inmensidad de un Obradoiro que ya se divisa mientras tiemblan el cuerpo y el alma. Los últimos pasos, el último esfuerzo. Ha llegado el momento de llegar. Ya no hay vuelta atrás posible. Solo habrá que mirar hacia la izquierda para ver la Catedral saludando al peregrino…
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