El cultivo de la auténtica espiritualidad no es una huida del mundo real; no es tampoco la adhesión a una confesión religiosa, a unas creencias o dogmas. Es la práctica que conduce nada menos que a experimentar y vivir lo que realmente somos. Por eso, sólo esta experiencia nos garantiza encontrar “nuestra casa”, hallarnos a nosotros mismos en aquel “lugar”, donde hacemos la experiencia de Unidad con todos y con todo, donde “todo está bien”. Únicamente ahí nos encontramos -más allá de nuestro "pequeño yo"- con nuestro verdadero Ser. Y eso lo cambia todo...
ENRIQUE MARTÍNEZ LOZANO
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