¿Adónde voy? ¿Qué incierta maravilla me aguarda? Persigo sorber las minucias que cada etapa me ofrezca, ahorrar velocidad al alma, asumir la costumbre sorpresa del sendero, recobrar una conciencia milenaria: ser camino.
Propósitos: no malversar los pasos, burlar lo previsible, desanestesiar la mirada… Hacer camino. Abrir la percepción, observar de ida y vuelta… Un paisaje con el que se conversa es más paisaje. Pisar con delicada prevención. Ahuecar los pies para el suceso. No acaparar ningún encuentro. Mirar sin vulnerar lo que me mira. No ser nieve que al cubrir huellas las apresa y luego las disuelve enternecidas.
A alzar las huellas de los que me precedieron, a recoger las savias de los días donde nadie me espera, a habitar el sendero a puro surco, ileso de cubiertas. De vez en vez, habitar en la pausa, suspenso el pensamiento, con el propio silencio en entredicho. Alcanzar ese lugar donde descargas el peso de tu origen y la culpa desaparece. Hablar para alcanzar la plenitud del silencio. Caminar para colmarme de quietud.
EMILIO PEDRO GÓMEZ
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