Se esfumaron las palabras.
Las lágrimas inventan
un nuevo lenguaje.
Apenas balbucean
los primeros sonidos
desde el silencio
más profundo y perdido,
perdidamente profundo.
“Soy”.
“Estoy”.
”Pude”.
“Llegué”.
“Gracias”.
¿Quién puede explicar ese llanto,
la mirada perdida y profunda,
profundamente perdida,
con que el peregrino admira
el portento de piedra
que se eleva ante sus ojos
cuando llega a Compostela?
(Fotografía: Xoan A. Soler.- https://www.lavozdegalicia.es/album/enfoque/2018/07/30/momentos-peregrinos/01101532940227138243622.htm)
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