Puente antiguo, eternizado, sin embargo, en la historia de los siglos, siempre nuevo a los ojos caminantes que por primera vez te cruzan, asombrados de tus piedras milenarias, raídas por el tiempo y siempre nuevas, sin embargo, siempre nuevas.
Siempre nuevo, puente antiguo, arqueado sobre un río que atraviesa tu silencio por debajo mientras calla el peregrino que atraviesa tu silencio por arriba, intuyendo, puente viejo, que, al otro lado, cuando haya acabado de cruzarte, tendrá un nuevo encuentro con la magia del Camino…