Uno cree regresar cada vez que ahonda en sus recuerdos peregrinos. Anoche me topé de bruces con esta foto. De la primera vez que fui al Camino. Después, he vuelto varias veces, siempre buscando el reencuentro con quien te sabes enamorado. Siempre el Camino. Siempre un comienzo sin final posible. Da igual donde empieces. Da igual donde termines. El Camino no deja de ser un infinito enredándose en el alma. Y allí se eterniza. Y allí se vuelve tuyo. Y allí te vuelves suyo.
Uno cree regresar cada vez que ahonda en sus recuerdos peregrinos. Y realmente regresa. A un momento. A un instante. A un paso tras paso subiendo el Cebreiro. A un cansancio. A una tarde. A un punto exacto de la vida.
A este punto exacto de la vida...
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