(Fotografía.- Mario De Pinho Queiroz) |
La sombra va delante, siempre inalcanzable, bocetando la silueta de otro-yo que soy yo mismo. Se convierte en guía para los pasos certeros y para los equivocados. Punta de flecha que no se pinta y que solo marca el camino a quien la sombra pertenece.
La sombra sobre el Camino. En el Camino. Fundida con el Camino. Formando parte de él. El Camino es asfalto, arena, piedra, fango... Y sombra.
Se alarga mi sombra en los amaneceres del Camino.
Y en mi sombra, el Camino y yo nos hacemos uno. Inseparables. Indisolubles.