Finales que son un principio...
Tantas veces llegué, por todas las sendas que desembocan en la Gloria del Apóstol, finales del Camino en Compostela, con la mirada perdida en la inmensidad de dos torres y el Alma latiendo todos los sueños que se hicieron realidad. Y el Alma siempre esperando el Abrazo con el que todo termina para empezar de nuevo.
Y ahora, el final se ha vuelto principio, kilómetro cero de los siguientes pasos al Encuentro del Todo donde me hago Todo sin dejar de ser Nadie. La misma plaza, las mismas torres, el mismo cielo azul de todos los veranos hechos invierno. El mismo Abrazo con el que todo empieza de nuevo.
Voy al Mar desde el Mar. Desde mi Atlántico a mi Atlántico. Desde la "Finis Terrae" del Sur -y allí se puso el "Non Plus Ultra"- a la "Finis Terrae" del Norte. Más allá del Mar, solo habrá Horizonte. Más acá del Mar, mi Yo más Verdadero. Y otro Abrazo. Y otras dos torres que besan el cielo junto al mar. "Mar de Muxia / que en su barca de piedra / me llevaría".
Está preciosa esta nueva Compostela del principio. Más desnuda que nunca y seductora.
Voy a perderme en ella antes de que el amanecer me la arrebate.
Porque, entonces, cuando amanezca, ya solo seré parte del Camino...
(Santiago de Compostela, 24/2/2017)