Y otra vez preparada... Creo que nunca deja realmente de estarlo. La vacío cuando regreso y ahí queda, durmiendo sus sueños peregrinos, hasta que un buen día la despierto para volver a llenarla de mis sueños peregrinos. Es mi compañera de siempre, la de la primera vez y la de todas las veces que han seguido a la primera, para andar los dos, de la mano, un único Camino interminable, por eterno. Sobre ella, la concha peregrina, la misma de siempre, la que esperó durante largos años que mis manos la descolgaran de la pared para colgarla en la mochila. Y ahí permanecerá, hasta que se pierda o se rompa en alguna etapa del Camino.
Otra vez preparada. Llena, como si fuera una extensión de mi propia alma. No la llenan las botas ni la ropa sino el alma de todos los que quiero. Alma a alma, todas caben dentro. Una a una. Y solo pesan las botas y la ropa.
Volver al Camino es hacer un paréntesis en el peregrinar del camino cotidiano. El Camino, el que escribo con mayúsculas porque solo puede nombrarse con mayúsculas, me ha ido arrancando, poco a poco, trozos de mi ser para hacerlos suyos. Seductor y posesivo, me ha ido enamorando hasta apropiarse de un "yo" que solo se completa cuando vuelve a encontrarse en la inmensa plenitud de las sendas que conducen a Santiago. Por eso regreso. A encontrarme. A completarme. En dirección a una Compostela que se multiplica infinitamente para bocetarse en cada punto de inicio y de llegada de cada día. Mis particulares Compostela sin Obradoiros.
No voy buscando nada. Tal vez encuentre Todo. Regreso allí vacío, como mi mochila cuando duerme sus sueños peregrinos. Solo desde el vacío puede uno llenarse. Mañana, cuando despierte, estaré en el Camino que se nombra con mayúsculas. Será el propio Camino el que me despierte para volver a llenarme de sus sueños peregrinos. Empezaré a andar. Y, a cada paso, un trozo de mi ser se irá quedando allí. Enamorado. Enamorándose.
A cada paso... Otra vez solos tú y yo, compañera de siempre. Paso a paso. Hasta donde lleguemos. Tú, otra vez llena de mis sueños y de todas las almas que conforman el camino de mi vida. Yo, otra vez vacío. Para mirarlo todo, para descubrirlo todo, para sorprenderme con todo, como si fuera la primera vez...