Pensamientos, reflexiones, experiencias, historias y vivencias acerca del Camino de Santiago

El rumor de la belleza

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(Fotografía.- https://www.instagram.com/p/B4snOJqCh9E/)




No olvidar,
en los peores momentos,
el rumor de la belleza
que resuena en todo,
por débil que parezca.

ALFREDO BUXÁN

La señal precisa

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(Fotografía.- https://www.instagram.com/p/CJvjQwxg9O8/)
Sobre el muro de piedra, la señal precisa. Allí donde falta la señal, unas manos peregrinas la pintaron para guiar los pasos de otros peregrinos. Dejaron una marca inconfundible, un signo inequívoco, una brújula sin más puntos cardinales que aquel que marca el rumbo a Compostela.

Cada flecha amarilla del Camino es un inmenso ¡Ultreia! gritado por las voces anónimas de tantos peregrinos que siguieron su estela. ¡Adelante! ¡Ánimo! Que más allá está Santiago.

¡Et Suseia!... Y más arriba, peregrino, y más arriba...

¡Hasta las mismas puertas de la Gloria del Apóstol!

Tan solo peregrinos

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(Fotografía: Toni Burkhardt)



El Camino es de todos y es de nadie. Te pertenece si lo amas con el alma. Le perteneces si dejas que te haga a su manera.

El Camino no distingue razas ni confesiones, clases ni procedencias, sexo ni edades.

A todos nos iguala.

Y a todos nos nombra de la misma manera.

Todos somos tan solo peregrinos.

Y esa es nuestra única Grandeza.

Todo fluye

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(Fotografía.- Alejandro A. Millán Carcedo)




Y todo fluye,
contigo y en ti,
como el agua que brota de la tierra
y empapa las suelas de tus botas
y enfanga las huellas de tus pasos
y te hace barro,
para moldearte,
como un invisible alfarero
con manos de dios,
que te va haciendo
a imagen y semejanza
del propio Camino.

El secreto de la lluvia

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(Fotografía.- Jeanne Delécluse)

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de somnolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

FEDERICO GARCÍA LORCA

Con el alma descalza

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(Fotografía.- Stefano Castellano)




Camino
con el alma descalza.
Si el Camino me hiere,
el Camino me cura...

Para siempre en mi alma

A poco más de dos kilómetros de Sahagún, el Camino cruza el río Valderabuey por un puente medieval de piedra. Junto a él se erige la ermita de la Virgen del Puente, de estilo románico mudéjar. Allí, bajo el tímido sol del mediodía marceño, me senté, en absoluta soledad, y escribí en mi cuaderno:

«Fin de mi "Camino Espiritual", que me ha llevado desde Burgos a Sahagún, en la provincia de León. 

Bendigo y doy gracias al Señor del cielo que se besa con la tierra, de los amaneceres cubiertos de niebla y de los ocasos que bañan de rojo los pueblos y campos. Bendigo y doy gracias al Señor de la noche jalonada de estrellas, al Señor del frío y de la lluvia y del fango bajo los pies, del sol que calienta el alma, de los caminos infinitos que se pierden en el horizonte.

Hemos llegado a nuestra particular Compostela, Peregrino del Alma. Es hora de que regreses a tu Cielo. Yo regreso a mi tierra, con los míos, con los tuyos, donde te seguiremos añorando. Un beso, papá. Y hasta siempre.

Te quedas para siempre en mi alma».

(Sahagún. Camino Francés. 6/3/2014)

Con mi alma

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(Fotografía.- https://www.instagram.com/p/CL4pk2ksPmo/)



Y ahora estoy aquí
en pie, en este lugar,
            con mi alma.

WALT WHITMAN

Caminos de la tierra que conducen al cielo


Había partido de Castrojeriz y acababa de subir el Alto de Mostelares. Al iniciar la pronunciada bajada, me encontré con este hito "in memoriam" de un peregrino malagueño, cofrade de Fusionadas, hombre de trono en el "submarino" de la Virgen de la Esperanza. Falleció allí, en 2008, con 42 años, de un infarto, mientras ascendía el Alto de Mostelares.

Al pie del hito, en el que están grabados los rostros del Cristo de la Exaltación y la Virgen de la Esperanza, dos placas, una tapando la otra. Solo pude leer el inicio y el final de la que forma parte de la propia lápida: "Hay caminos en la tierra que conducen al cielo (...) Peregrino de Esperanza". Fue suficiente para cerrar los ojos, respirar profundamente, persignarme y seguir andando...

Estoy seguro que este mismo paisaje fue lo último que vio aquel peregrino antes de que el camino de la tierra le condujera directamente ante las plantas de su Virgen de la Esperanza. Saldría de casa pensando que iba al Camino de Santiago y, en realidad, iba camino de otro Camino aún más Infinito...

(Alto de Mostelares. Camino Francés. 3/3/2014)

Una cruz en cada fin del mundo


Siempre hay una cruz
en cada fin del mundo,
que separa el más allá
del más acá.

En el mar
acaba la tierra.
Allí donde las huellas
se convierten en estelas.

"Caminante,
no hay camino,
sino estelas en la mar".

Peregrino,
es hora de volver
al Camino de la Vida.

En la cruz
de cada fin del mundo
comienza
el Verdadero Camino.

Junto al mar,
siempre junto al mar.

Por supuesto, hubo una cruz en mi fin del mundo, junto al mar. Me senté, a los pies de la cruz, a contemplarlo. Dejé que el viento, que golpeaba fuerte, me secara las lágrimas. Llamé a casa, para decir que habíamos llegado. Sentí que el Camino-Mujer me besaba en la boca y se bebía mi Alma y que después me la devolvía junto a la Suya propia. Y que se iba, que se iba, diciéndome adiós... Evaporándose con las nubes y con el mar... Se iba... Nunca antes había Sentido tanto que se acababa el Camino, que esa era la meta de esta vez, que el siguiente paso ya no iba a ser un paso peregrino...

(Muxía. 2/3/2017)

El alma que cala todo

Las emociones incontenibles, el universo regalándome un bastón en el que apoyarme, un almuerzo compartido, la soledad inmensa, siempre compañera, la compañía agradable, la esencia del Camino más puro, una piedra dándome lecciones, otra piedra significándolo todo, la lluvia que cala todo menos el alma, el alma que cala todo sin excepciones, mensajes que estremecen y hacen llorar, los últimos llantos que preceden a otros que se volverán últimos, tú, yo, los míos... Por los míos... Nombres propios que me son propios, camino sin horizonte y más camino en el horizonte, meseta, viento, frío, nada. La inmensidad de una nada que es un todo. Y el cuaderno mojado, como una huella imborrable en sus esquinas...

Vida, sueño, magia, libertad, la felicidad de entender que no solo aquí soy feliz. Que volver siempre supone regresar a casa, con los míos, con todos los que están en cada paso, en cada huella, en las nubes grises y en el sol que sale con timidez, queriendo calentar el alma.

Al calor de una chimenea, qué hermosas historias se narran sobre el Camino...

(Hornillos del Camino. Camino Francés. 1/3/2014)

Hasta que no quepan más amplitudes

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(Fotografía.- Pura Fernández)



No sabe qué mágico lance será ése, si decidió pasar la noche aquí no es porque albergue esperanzas de que el silencio le confíe al oído el secreto ni que la luz de la luna amablemente se lo dibuje entre las sombras de los árboles, está apenas como alguien que, habiendo subido a una montaña para divisar desde allí los paisajes, se resiste a regresar al valle mientras no sienta que en sus ojos deslumbrados ya no quepan más amplitudes.

JOSÉ SARAMAGO