Pensamientos, reflexiones, experiencias, historias y vivencias acerca del Camino de Santiago

El Camino empieza cuando termina

(Fotografía.- https://www.instagram.com/p/B3vA_sXiSzy/)





"Y no olvides, peregrino,
que el Camino empieza
cuando termina
porque es tanto lo que encierra
que necesita vivirse;
es tanto lo que imagina
que necesita soñarse".

Siempre nuevo, puente antiguo

(Fotografía.- Quinton Wall)
Puente antiguo,
eternizado, sin embargo,
en la historia de los siglos,
siempre nuevo a los ojos caminantes
que por primera vez te cruzan,
asombrados de tus piedras milenarias,
raídas por el tiempo
y siempre nuevas, sin embargo,
siempre nuevas.

Siempre nuevo, puente antiguo,
arqueado sobre un río
que atraviesa tu silencio por debajo
mientras calla el peregrino
que atraviesa tu silencio por arriba,
intuyendo, puente viejo,
que, al otro lado,
cuando haya acabado de cruzarte,
tendrá un nuevo encuentro
con la magia del Camino…

Hacer el Camino

Hacer el Camino implica
deshacerme en el Camino
y dejar que el Camino me rehaga.
Que en vez de responderme,
el Camino me cambie las preguntas
para que encuentre todas las respuestas.
Hacer el Camino supone
encontrar Todo
aunque no busque nada.
Saber que no hay principios
sin finales.
Descubrir que en el final
está el principio,
que el Camino empieza
donde acaba.
Porque hacer el Camino significa
que ya soy y me siento peregrino
en todas las etapas de mi vida.

Guiando al peregrino

(Fotografía.- Carla De Sena)


No están ahí por arte de magia ni por obra divina. Fueron manos peregrinas quienes las pintaron para guiar a otros. Manos que se encargaron de que otros pudiéramos descubrir el camino correcto, la senda precisa. Manos que resolvieron las incógnitas de cada encrucijada.

Por muchas guías que se escriban, la mejor guía está pintada sobre el suelo, sobre un árbol, sobre una farola, sobre un peregrino de piedra en la esquina de una ciudad...

Símbolos del Camino, las flechas amarillas guían al peregrino...

El Camino regala

(Fotografía.- Simon Chan)




El Camino da y quita,
nos prueba y nos aprueba
si aprendemos a amarlo,
nos impregna de él
y nos hace ser inmensos
al volvernos parte
de su misma inmensidad.
El Camino regala,
sin pedir nada a cambio.
Simplemente regala,
cuando se le antoja...