Pensamientos, reflexiones, experiencias, historias y vivencias acerca del Camino de Santiago

En lo alto del Alto de San Roque

Atrás quedó Cebreiro, mágico y céltico, ahíto de leyenda y de milagro, de noche fría y púrpura amanecer, maremoto de nubes envolviendo el abismo infinito de Os Ancares, detenido en la orilla del Camino, Piedrafita abajo, invisible, tragado por la inquietante quietud de un cielo convertido en océano. Atrás quedó, misterioso, y la calle empedrada se volvió sendero que ascendía y descendía, elevándose el sol por el oriente, engullendo las nubes, disipando neblinas, compañero otra vez del caminante.

Y atrás quedó Liñares y el pedregoso tobogán entre abedules que acabó mudando en rampa de ascenso hasta lo alto. Y allí, en lo alto del Alto de San Roque, todo era inmensidad de verde y bronce: el Courel delante de los ojos, a la sombra del inmóvil peregrino que lucha contra el viento.

Allí recordé lo que escribió el poeta que soñaba primaveras con las esquinas rotas: "Me gusta el viento. No sé por qué, pero cuando camino contra el viento parece que me borra cosas. Quiero decir: cosas que quiero borrar".

Y seguí caminando, con el viento borrándome cosas y con el alma peregrina palpitando recuerdos que ni el viento jamás logrará borrar...

(Fotografía: Philippe Glorieux.- https://www.flickr.com/photos/pglorieux/27471672325/)

Serena el alma, bastón en mano

(Fotografía.- https://www.instagram.com/p/BZoLpTOA9fb/)


Qué bueno sería
escapar de las trampas de este mundo,
sacudir el polvo de tus sentidos,
cerrar los oídos al bullicio terrenal
y, serena el alma,
bastón en mano,
ingresar en el jardín
de las flores de durazno.

WANG WEI