Pensamientos, reflexiones, experiencias, historias y vivencias acerca del Camino de Santiago

Llueve, llueve, llueve

(Fotografía.- Alberto López)


Llueve, llueve, llueve,
y voy, senda adelante,
con el alma ligera
y la cara radiante,
sintiendo,
soñando...

Caricias de nieve


Como si fueran
los últimos brotes del invierno
queriendo pintar de blanco
los ocres del Camino
otoñeado aún en los bosques
y en las hojas resecas
que alfombran sus senderos,
llueven caricias de nieve.
Y todo tiembla
más allá del alma,
caliente de vida,
ardiendo libremente
como una tea,
como una hoguera inapagable.
Todo tiembla
más allá del mundo.
Cae la nieve.
Y pronto caerá sobre la nieve.
Y serán huellas de nieve
los pasos del peregrino
que no tiembla,
que vibra,
libre y feliz,
bajo la nieve.

(Fotografía: Lorenzo Meani.- https://www.instagram.com/p/BgGupwwAHXF/)

Cada paso es un grito

(Fotografía.- https://twitter.com/Feria_NACE/status/974384733118500865)

Cada paso es un grito…
una voz que nos llama
sin saber que nos llama…

Cada paso siente
que otros pasos le buscan
que otros pasos le llaman.

JOAQUÍN GURRUCHAGA

Las únicas correas

"Que las únicas correas que te amarren en la vida sean las de tu mochila" (María, peregrina)

(Fotografía: Gabriel Schirm.- https://gabrielschirm.com/photos-camino-de-santiago/#jp-carousel-169)

Una puerta hacia la magia

(Fotografía.- https://www.instagram.com/p/Bf_KPZllpxB/)







Envuélvete en ella,
peregrino.

Que la niebla
siempre es una puerta abierta
hacia la magia...

El camino de la felicidad

(Fotografía.- Basurde2009)




Era feliz.

Estaba recorriendo
el camino
de su propia felicidad.

Y para andar
el camino
de la felicidad
no le hacía falta
llevar zapatos.

¿Qué habrá sido de mi piedra?

Cuatro años después, ¿qué habrá sido de esa piedra? ¿Qué manos la quitarían de su sitio? ¿Qué piedra se habrá posado, tal vez, sobre mi piedra? ¿Qué lluvia habrá borrado mi grito y mi plegaria?

¿Dónde estará esa piedra? ¿En qué lugar del Camino la habrán dejado? ¿Quién la tendrá, tal vez, como un recuerdo, quién sabe si, quizá, como una ofrenda? ¿Qué piedra sostendrá mi piedra? ¿Qué viento la habrá sepultado para siempre?

Yo la encontré, la arranqué de su sitio y la llevé conmigo. Después, escribí sobre ella, al dictado de mi alma, con letra temblorosa y tinta corrida por la lluvia, un grito que, a su vez, era plegaria y recuerdo, dedicatoria y presencia.

Y una fecha...

Y allí la dejé, sobre un mojón de piedra, de los que guían pasos y evitan pérdidas, sobre otras piedras, piedras sobre piedras, en algún lugar de la meseta castellana.

Cuatro años después, ¿qué habrá sido de mi piedra?